Rara es la vez que vamos al refugio Victory a pasar unos días con Sarita, y no paramos a escalar en la Peña del Águila. Es un buen sitio para hacer un descanso en la larga subida/bajada al refugio. Siempre que vamos a ir miramos el croquis general en el que salen un montón de vías, pero hasta ahora solo nos hemos atrevido a hacer las vías Lyner Skiner (Tiempos de cambio), Gaspar Muñoz, Sulayr y la Danza del fuego. Una vez más volvemos a mirar el croquis, las vías mencionadas ya las hemos escalado por lo menos dos veces, y una vez mas no podemos evitar mirar la vía de la luna. Ido me echa el órdago y nos falta tiempo para ir corriendo a preparar material. ¡¡Esta vez sí, vamos a por la luna!!
Ido; mete gran variedad de
clavos, tiene claro que sin clavar no pasamos.
Mai; piensa que se puede pasar
sin clavar, ya que no tiene ni idea de cómo se hace eso.
Con las mochilas bien cargadas de
aliens, fisus, micros, clavos e incluso hooks, salimos temprano de la furgo.
Llegamos a pie de vía después de hacer los dos largos que suben desde la canal.
Después de darle muchas vueltas a si llevar cuerda auxiliar o no, decidimos no
hacerlo por tema de peso. Y cuál fue nuestra suerte, que al hacer estos largos
de aproximación Ido se dio cuenta de que podíamos coger prestada la cuerda fija
para usarla como auxiliar, y así lo hicimos. Además, a pie de vía Ido vio una
tabla y enseguida lo vio claro; “¡nos han dejado una guindola buenísima!”. Está
claro que cada una piensa en unas cosas, yo ni cuerda auxiliar, ni guindola no
vi, solo pensaba en llegar ya a pie de vía y empezar a subir. ¡Hacemos un buen
equipo!
Uno un clavo no muy de fiar y
unos cuantos seguros y recupero a Ido. Salgo, y poco a poco voy subiendo, mucho
más cómoda de lo que me había imaginado. A medida que voy subiendo va siendo más
difícil, pero por suerte el largo tiene bastantes cosas abandonadas; clavos,
fisu maceado, … En algún momento dudo sobre cómo avanzar, y oigo desde abajo;
“¿no se puede clavar nada?” y mi respuesta en clara; “no, tranqui, estoy
mirando como pasar (no tengo ni idea de cómo clavar, asi que encuentro la
manera de pasar sin tener que hacerlo)”. Después de un largo rato, en el que
Ido se queda pajarito asegurándome, llego a la R. Reunión! Vaya subidon! Recojo
e Ido sale como puede, ya que su cuerpo está congelado y le cuesta moverse.
Llegando al primer techo del L1
Habíamos leído que el L2 era el
mas agradecido y que entraban los cacharros muy bien. Y no era mentira, pero
trabajoso también era un rato. Ido va poco a poco, intentando administrarse los
cacharros y los expreses (en el largo anterior yo tuve que hacer peripecias para
llegar a la R pudiendo asegurarme). Hace la primera fisura y cuando esta se va
para la izquierda y hay que pasarse a otra fisura no lo ve claro, y sin
pensárselo dos veces, me pide el martillo y los clavos y tactactactactac,
clavito que mete. Y una vez en la fisura de la izquierda, para arriba hasta la
R de 4 clavos (uno de ellos salido, asi que reforzamos con un cacharro, y
unimos la R a una R de parabolts que hay dos metros a nuestra izquierda).
Antes de empezar con el L3 tenemos claro que vamos a hacerlo en dos, parándonos en la reunión opcional. Esta largo es una fisura vertical y fina, de la misma tónica que las anteriores, pero un poco más difícil, y aunque sea corta el cansancio hace que nos cueste un poco más. Montamos R reforzando los 3 clavos que hay y le damos a el último largo.
L3
Sin duda el largo mas difícil
para avanzar. Ido intento varias veces que metiera algún clavo, debí de pararme
muchas veces (jiji). Este largo tampoco era muy largo, pero tardamos en
hacerlo, el cansancio tanto físico como psicológico, el frio, … en un momento
desde la R oi; “¿no tiene que quedarte mucho, no?” y yo miraba para arriba y
veía que aquello empezaba ya a tumbar, pero que nunca terminaba. Por fin llego
a ver el final de la fisura, tengo ganas de dejar los estribos y salir
escalando. Teníamos duda entre si montar R ahí o hacer la placa de IV+ y montar
arriba. No me apetece buscar buenos emplazamientos para montar la R, asi que,
me pongo los gatos y termino la fisura para pegarme a la placa e intentarlo. Me
arrepiento de haberme venido tan arriba, pero me autoanimo con cuatro
pensamientos positivos y sobre mi cabeza veo un R con un parabolt y un spit.¡¡ Oooooole!! ¡Idoooooo, R!
Ido sube con su martillito y el quita-fisus quitando los fisus atascados. ¡No sé si está muy contenta o muy cansada, o las dos cosas, pero esa luna que nos llevamos pa la buchaca!
Dos rapeles nos dejan en el pie
de vía. Volvemos a dejar la guindola y la cuerda auxiliar en su sitio y
seguimos bajando. En otros dos rapeles estamos en la canal donde dejamos el
material para al día siguiente ir a la Gaspar Muñoz que tanto nos gusta. Nos
vamos al vivac de la pretura, a disfrutar del bocata y de la vía. No paramos de
hablar, de recordad cosas, yo hubiera hecho esto, lo otro, que bien lo hemos
hecho, … que buenas somos y que contentas estamos. Nos dormimos en cuestión de
segundos y no sabemos exactamente a qué hora, pero mientras dormíamos nos ha
pasado un camión por encima. Volvemos a la peña del águila sin pensarlo
demasiado, era lo que habíamos planeado. La Gaspar Muñoz se nos hace más dura
que nunca, el cuerpo pesa mucho y nos cuesta mucho moverlo. Llegamos a la cima
y las dos lo tenemos claro; “¡hoy no hacemos una segunda vía! Que mayores
estamos…”.
Bajamos a por las mochilas
grandes con las cosas de dormir y con todo cargadito a las espaldas bajarnos a
la furgo. ¡Adiós Peña del Águila! Ya no tenemos mucha más que hacer en ti, pero
seguro que volveremos.