ANTIEGUZKIBILE TALDEA- VUELTA POR LA GALEA (BILBO)

Por Iñaki Gandiaga: (nuestra neskalatzaile más neska de todas)

Egunon guapísima!!! (es a mí???). Ayer para celebrar mi cumple por todo lo alto, decidí darme una vueltita por los alrededores de casa. Si en Primavera - Verano le llamamos a este tipo de salidas Eguzkibile, a lo de ayer se le podría llamar "A que no hay güevos" taldea.
UN AGRADABLE PASEO
En  "Getxo",  tenemos un paseo  que discurre por  los acantilados de "la Galea" y va desde el molino de  Aixerrota hasta la playa de La Salvaje en Sopelana, todo dentro del municipio.

 Es uno de los paseos más bonitos que tenemos por aquí, y sobre todo, en días despejados son cientos los que por allí se acercan, vamos, lo que se dice un agradable paseo. Hoy, tras currar un poquito por la mañana temprano, volviendo a casa se me ha ocurrido que siendo mi cumple, no podía quedarme encerrado en casa jodiéndome la espalda en el sofá. Que llueve “un poco”, no importa, recupero la ropa impermeable del monte, que hace viento, nada, se abren un poco las piernas y asunto resulto. Me voy a por Argi, que hoy no ha paseado mucho. Dicho y hecho, enfilamos para La Galea, sabiendo que nos vamos a mojar, pero que es eso para dos  aguerridos montañeros como nosotros. De casa  al  molino todo va bien, llueve bastante, pero la ropa y las botas hacen su trabajo. Llegados al Fuerte, nos encaramos al viento y las gotas de lluvia se empiezan a notar en la cara, nada solo es agua.

Proseguimos por encima de Tunel Boca y desde arriba ya se ven  los acantilados en todo  su
esplendor y las olas golpeando a sus anchas contra ellos. Pasamos Azkorri y subimos hasta el
bunker que hay sobre la playa de la Salvaje (mitad Getxo, mitad Sopelana) y me meto en el para contestar los múltiples guatxaps que me están llegando para felicitarme. Estoy tan mojado que la pantalla del móvil no responde, o responde como quiere, (te contesto luego Ido). Salimos del bunker camino de vuelta y como las botas ya me hacen chof, chof, ni siquiera evito los charcos. La ropa por su parte, ya ha hecho todo lo que podía y empiezo a notar los reguerillos de agua que corren por mis piernas, aunque como decía aquel, andando no se siente frio. La lluvia arrecia y Argi comienza a buscar refugio en los matorrales, pero como yo no me paro, me sigue como buen amigo que es (la verdad es que está el pobre hecho una sopa). Llegamos a Punta Galea y si hasta ahora no andábamos muy derechos, a partir de aquí parecemos dos despojos, inclinados unas veces hacia delante, otras hacia atrás y otras ni sé, ( dan vientos de mas de 100km/h). Bajamos hacia  el molino y  traspasado este nos metemos entre casas, el viento amaina y el camino se hace más llevadero. Ya tenemos a tiro de lapo el final (casa) y la llegar al Redentor, se cumple la Ley de Murphy que dice:
Si algo va mal, tranki, puede empeorar. 

Y efectivamente, comienza a caer tal cantidad de agua, que si no fuera porque estoy pasando por una iglesia, diría que me están echando baldes de agua desde los balcones. 

Por fin llegamos y para poder entrar en casa no tengo más opción que despelotarme en el portal (no hay problema, mi puerta está en un ricón y nadie me ve). 

Como buena neskalatzaile, tengo mojada hasta la goma de la braga. Le seco a Argi, cuelgo la ropa y me meto en la ducha para desentumecerme. Total, que una vez más, el de La Galea ha sido un agradable paseo y una manera explendida de celebrar mi cumple. ¡¡¡ZORIONAK!!!.