CORREDOR NOROESTE A PEÑA CASTIL

¿La adrenalina me domina?
No hay nada como ir al monte entre semana para darse cuenta de que otra montaña existe.

Esta semana pasada recibo una llamada de Mikel para preguntarme si puedo librar un día entre semana para acercarnos a Picos e intentar hacer algún corredor que esté factible. ¿Qué si puedo librar??? Mikel!!! que estoy en el paro!. Así que el jueves arrancarmos de Bilbao a las 5.30 h. y nos vamos a intentar el Corredor Noroeste de Peña Castil.

Tras un pequeño desayuno en Arenas, salimos hacia collado de Pandébano a las 9h. Cogemos la "autopista" a Urriellu y antes de La Vueltona, nos desviamos a la izda.para encarar la no muy evidente subida que nos dejará a pie del susodicho corredor. En la subida nos saluda el Naranjo y le correspondemos como se merece.

Nos ponemos en faena y sacamos todos los hierros montando la primera reunión (y única), pero debido a la escasez de nieve en este primer tramo tenemos que escaquearnos por la dcha. por roca viva y a partir de ahí no volveremos a sacar la cuerda puesto que las rampas no superan los 45-50º.

 Por consiguiente continuamos hacia arriba con pequeñas paradas para recobrar el aliento. Poco a poco el entorno nos va envolviendo y emocionando.

La verdad es que Picos siempre impresiona, pero desde aqui, entre paredes aún más y te hacen sentir más pequeño, aunque a la vez te inyecta en las venas esa adrenalina que te hace mantener la sonrisa en una cara tal vez excesivamente seria el resto de los días.

Salimos por la dcha. a una cornisa en el que nos encontramos otra vez con vistas al Naranjo, pero esta vez con más ilusión ya que en la subida "la mochila" se nos ha llenado de ella.

Nos quitamos todo lo no necesario y tiramos hacia cumbre !!!solos!!!! y nos da la impresión que el mundo es para nosotros, aunque sabemos que por suerte esto no es así.

Bajamos camino de la furgo y en la bajada cuando termina la nieve al quitarnos los crampones costatamos que la tierra está helada y el tema se pone "resbaloso". Conseguimos salvarlo con dignidad y no dar ningún patinazo que dé con nuestros huesos por los suelos. Alrededor de las 18.00 h. estamos de vuelta en Pandébano con una sonrisa de oreja a oreja ya que aunque el corredor no sea de grado alto, no siempre la meta es lo importante sino en la mayoría de los casos, el camino (si sabemos apreciarlo). Nos llena aún más el día, entorno y el tipo de actividad sin despreciar la compañia de un buen amigo que hacen que todo lo demás no tenga tanta importancia. Llego a casa y me meto en la cama sin poder dormir debido a la adrenalina ooooo tal vez las dos coca-colas que me he tenido que tomar entre pecho y espalda para poder aguantar el viaje de vuelta.